"A menudo el centro de nuestra ciudad se convierte un hervidero de vallas publicitarias y escaparates lujosos. Sus perfectos habitantes de un mundo feliz nos miran a través de sus grandes ventanales, y a través de la luz, colores y diseño interpelan nuestros sentidos en forma de mensajes inconscientes que apelan nuestras emociones más primarias . Este es el lenguaje del sistema de capitalismo moderno ,nos ofrece estímulos continuos para crear artificialmente la necesidad de consumir en contra de nuestra capacidad de atención interior.
Como dijo el humanista José Luis Sampedro :” solo hay un referente, el dinero, todo lo demás se ha convertido en mercancía”.